Introducción Las organizaciones defensoras de derechos humanos (DDHH) no solo necesitan información precisa y confiable para sus propósitos inmediatos, (como probar violaciones de derechos fundamentales). También cumplen un papel fundamental en la construcción de la memoria colectiva: un proceso plural, a través del cual se intenta iluminar y dar sentido a hechos especialmente significativos por su impacto en la sociedad; sobre los que activamente1 materializamos productos culturales que nos ayudan a no olvidar y apuestan a no repetir. Las actividades de preservación o conservación de documentos y archivos son primordiales a este fin. La preservación agrupa un conjunto de procedimientos que tienen como meta asegurar que la información es reutilizable a lo largo del tiempo, es decir, que nuestros documentos siguen siendo accesibles y dignos de confianza a lo largo de los años. Esta guía pretende ayudar a las organizaciones de DDHH a identificar sus necesidades de preservación para distintos escenarios y dotarlas de las herramientas adecuadas para cada caso. Para ello, el documento identifica los principales riesgos de preservación y después muestra metas de preservación para el corto, el medio y el largo plazo. Finalmente, el documento explica varias acciones que se pueden poner en práctica para mantener la usabilidad de los documentos digitales y físicos. Riesgos para la preservación Documentos digitales Hackeo, obsolescencia de formatos y software, incompatibilidades tecnológicas, daños en los soportes de almacenamiento, degradación de los discos ópticos, robo, confiscación, etc. 1 Elizabeth Jelin investigadora especializada en derechos humanos y las memorias de represión política afirma: “Es la agencia humana la que activa el pasado, corporeizado en los contenidos culturales (discursos en un sentido amplio). La memoria, entonces, se produce en tanto hay sujetos que comparten una cultura, en tanto hay agentes sociales que intentan «materializar» estos sentidos del pasado en diversos productos culturales que son concebidos como, o que se convierten en, vehículos de la memoria, tales como libros, museos, monumentos, películas o libros de historia. También se manifiesta en actuaciones y expresiones que, antes que re-presentar el pasado, lo incorporan performativamente (Van Alphen, 1997)”. Elizabeth Jelin. ¿DE QUÉ HABLAMOS CUANDO HABLAMOS DE MEMORIAS?. En de Los trabajos de la memoria, Siglo Veintiuno editores, España 2001. Cap. 2.Disponible en publicación digital: https://laasociacion.files.wordpress.com/2015/11/memoria-jelc3adn1.pdf 2

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